Agricultura sostenible
Mientras la población mundial siga aumentando (a mediados de siglo se superarán los 9.000 millones de habitantes), la producción agrícola debe seguir creciendo. “La trayectoria actual de crecimiento de la producción es insostenible”, sostienen desde la FAO. Para la organización de la ONU, existen cinco retos para la sostenibilidad futura de la agricultura:
- Frenar la degradación de la tierra y de los recursos naturales al tiempo que se reduce la inseguridad alimentaria.
- Gestionar mejor los recursos ante un previsible aumento de la competencia.
- Minimizar el impacto de la agricultura en el cambio climático y, al mismo tiempo, proteger la actividad de los impactos de este fenómeno global.
- Mejorar el control de enfermedades y otras amenazas naturales ligadas a la globalización de la cadena de producción agrícola.
- Reforzar las políticas de gestión de las tierras agrícolas para que integren la conservación de especies y espacios naturales.
Las vertientes de la agricultura sostenible
“Para hablar de agricultura sostenible tenemos que hablar de una agricultura respetuosa con el medioambiente, una agricultura rentable y una agricultura que genere externalidades sociales en el territorio, como buenas condiciones laborales. Con una sola, no vale”, explica Eduardo Moyano, ingeniero agrónomo e investigador del Instituto de Estudios Sociales Avanzados del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España.
Las tres patas de la agricultura sostenible –económica, social y ambiental– se han convertido en una prioridad. En marzo de 2021, responsables gubernamentales de Argentina y Brasil ratificaron su alianza para articular acciones en pos de este desarrollo sostenible. En el primero de estos países, la Comisión Nacional de Valores ha elaborado una guía para los bonos sociales, verdes y sostenibles (SVS) donde se destaca que la financiación de la agricultura sostenible puede ser el futuro de estos bonos, lo que evidencia la importancia de este sector agrícola.
“La revolución verde no incorporaba la sostenibilidad ambiental ni la social. Solo se centraba en la sostenibilidad económica a pesar de los costes energéticos altos”, continúa Moyano. “El avance tecnológico de los últimos 50 años ha incorporado las otras dos dimensiones de la sostenibilidad. Hoy en día, la innovación permite que la agricultura sea mucho más sostenible en términos ecológicos y económicos, y también sociales, si se usa de forma que mejoren las condiciones laborales”.
Al hablar de sostenibilidad, a menudo se enfrentan conceptos como los de producción ecológica e industrial. Pero la agricultura sostenible va más allá. Como su propio nombre indica, engloba todas aquellas prácticas que permiten que la actividad pueda sostenerse en el tiempo. La degradación medioambiental y la contaminación influyen en esta sostenibilidad, pero también lo hacen factores como la variedad genética de las especies, la presencia de enfermedades, la eficiencia energética o el uso del agua.